martes, 6 de septiembre de 2011

Amatista

El nombre ‘amatista’ proviene del griego amethystos (no borracho), ya que esta piedra era considerada un potente antídoto contra la embriaguez.
Según la mitología griega, Dionisio, dios del vino y el desenfreno, pretendía a una doncella llamada Amethystos, la cual deseaba permanecer casta. La diosa Artemisa escuchó sus plegarias, y transformó a la mujer en una roca blanca. Dionisio, humillado, vertió vino sobre la roca a modo de disculpa, tiñendo así de púrpura los cristales.
La amatista se conoce desde hace miles de años, pues ya en el antiguo Egipto se utilizaba para crear joyas, sellos personales y tallas. En la Edad Media, el cristianismo adoptó la amatista como símbolo de renuncia a los bienes terrenales y castidad.
La amatista simboliza además la sabiduría divina. La amatista es una piedra cristalina de la familia de los cuarzos, por lo que tiene los poderes de éste, sobre todo, la capacidad de polarizar la energía positiva. Además, ha sido considerada la piedra del equilibrio, en todos los planos, físico, mental y espiritual.
La amatista pues aporta: energía, equilibrio y espiritualidad.

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