Vamos a ocuparnos ahora de los estados acuosos o variables de
la conciencia.
Nuestros cuerpos son, principalmente, fluídicos, y las
fuerzas acuosas de la naturaleza están estrechamente vinculadas a ellos. Como
los estudiantes saben, estamos entrando en la
Era Acuaria, la cual
podemos simbolizar por el agua.
A medida que penetramos en nuestro
interior, nos ponemos en contacto con estos elementos superiores de agua y
penetramos en una nube de densidad singular (la atmósfera en que ellos viven),
la cual no es agua, sino un vapor etérico peculiar. Estos elementales pueden
manipular nuestra sensibilidad como el músico manipula un instrumento, muy
especialmente en la luna llena, y pueden intensificar nuestras impresiones sobre
una cosa o estado de ánimo.
Como su sabiduría se relaciona con la de la
luna, este estudio requerirá del estudiante gran preparación, por cuanto la
sabiduría más grande, que la tierra ha alcanzado, procede de un remoto período
lunar (diremos de paso que, la esfinge es el símbolo de tal época); en una
esfera interior, podemos visitar el templo de la esfinge y encontrar allí a la
gran inteligencia elemental que guarda sus enseñanzas. Muchos de los monumentos
dejados por civilizaciones antiguas son imágenes grabadas de fuerzas
elementales.
Poseemos tantos elementos variables en nuestra naturaleza
que, cuando penetramos en tales regiones, casi perdemos conciencia de nuestra
propia individualidad, sumergiéndonos en los recuerdos de edades pasadas en que
hicimos el peregrinaje por la densidad de la materia.
Cuando un elemental
del agua aparece por primera vez al estudiante, se presenta como un grupo de
estrellas que va tomando forma lentamente, a medida que manipula la substancia
mental, hasta que toma la de lo que desea representar.
La Naturaleza nos
responderá, cuando la amemos, y los reyes elementales nos traerán el recuerdo
del tiempo en que la Naturaleza era adorada, y ellos invocados por los pueblos
de Arcadia, quienes los llamaban “Hijos de la Mañana”. A estos dioses del agua
se les ofrecían los primeros frutos de la tierra, en reconocimiento de su poder
de fertilizar el suelo y enviar las anheladas lluvias. El estudiante puede
volver a aquellos días, en que vivía de acuerdo con la Naturaleza, y poseía la
inteligencia de ésta, que ahora ha perdido. Era el tiempo en que seres
semidivinos enseñaron el arte de trabajar la tierra, de dar formas a sus
herramientas y a profundizar y utilizar los depósitos de la
Naturaleza.
En aquellos días, el suelo era diferente al de la época
presente, porque el hombre ha deformado la Naturaleza, destruyendo la belleza y
la paz de ésta.
Que yo sepa, los elementales del agua nunca han sido
reproducidos o analizados por el arte pictórico, salvo en el caso de algunos
adeptos artistas chinos y algunos sacerdotes japoneses, budistas
primitivos.
Algunas veces, los elementales del agua aparecen como
mujeres, con ricos y maravillosos adornos y pelo que brilla como la piel de
nutria y con destellos eléctricos. Al principio, pueden desvitalizar al
estudiante, pues tienen que absorber de la atmósfera ambiente las propiedades
que les dan densidad. Cuando uno estudia el poder de adornarse de estos
elementales, se da cuenta de cuán limitado es el arte de la presente época. Los
materiales y los diseños son extraños para nosotros. Por ejemplo, emplean un
material fluídico que, cuando se mantiene estacionario, se parece a coral
lustrado o piedra arenisca de color gris rosado, de un tono que parece natural
para toda la gama de colores y adornos. A diferencia de los gnomos, estos
elementales mantienen, en sus diseños, armonías suaves y parece que tienen
maravilloso dominio sobre las notas de color.
Los elementales del agua
irradian luz de mentes puras, y revelan al estudiante sus cualidades similares,
hasta que éste se da cuenta, de pronto y con gran sorpresa, de la densidad de su
mente y cuerpo propios.
Quienes atraen a los seres inferiores del agua
(lo que se recomienda al estudiante que no haga; pues la curiosidad puede
perderlo), con frecuencia son esclavizados por un elemental gelatinoso, que
puede viajar y materializarse parcialmente y ser visto por personas
sensitivas.
Aparece durante los estados de sueño de sus víctimas
disolutas. Este parásito mora en casas de mal vivir y en los lugares donde el
vicio abunda. Se lo llama pulpo elemental y es creado por los pensamientos
enfermizos y las pasiones de razas diferentes, unidas en un grupo compuesto;
puede también imprimir su peso sobre sus víctimas.
Los elementales
superiores sienten poco respeto por nuestras leyes y costumbres; por cuanto no
nos hemos aliado todavía con las enseñanzas de nuestros Iniciados.
Los
métodos de comunicación de los mismos tienen la rapidez de una ametralladora. Es
una pantalla, en rápido movimiento, de frases de las que, ciertas palabras se
graban particularmente en la memoria; de manera que, después de oír una docena
de frases, notamos que las palabras acentuadas forman una frase de significado
algo diferente y ésta es la clave del significado de la conversación.
El
cutis de estos seres es generalmente rubio y emana de ellos un olor
fosforescente. Sus reyes anuncian, usualmente, su presencia con el símbolo del
tridente.
Aunque muchas organizaciones ocultistas emplean símbolos,
pocas de ellas entienden el empleo correcto de los mismos. Pocas personas poseen
la sabiduría de utilizar substancias elementales en formas simbólicas. Los
símbolos, que se nos han transmitido, tienen su contraparte superior y, una vez
los empleamos de manera adecuada, pasaremos a escuelas internas de instrucción.
Este conocimiento jamás ha sido dado al no iniciado. Cada división de la
Naturaleza tiene su símbolo clave y los cuidadores de éstos miden las
aspiraciones y méritos de quienes buscan entrar en sus regiones.
Mediante
estrecha alianza con estos seres, el hombre tiene, con frecuencia, el privilegio
de darles parte de la substancia de su Intimo; de esta manera, les confiere una
inmortalidad similar a la del hombre.
Extracto de Dioses Atómicos -
LA NATURALEZA ELEMENTAL
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