lunes, 7 de mayo de 2012

La Naturaleza Elemental V Los elementales de fuego

Al penetrar en las regiones del fuego, entramos en un extenso territorio, que tiene que ver con el desenvolvimiento del hombre, más de lo que éste se da cuenta. Del fuego obtenemos la fuerza directriz que moldea y conduce a una norma más elevada de iluminación espiritual.

Esta fuerza puede, en forma intermitente, guiar y controlar el bienestar de una nación; actúa más con masas que con individuos. El estudiante sincero nada tiene que temer, si llega a ponerse en contacto con esta fuerza; porque ella pone armonía en el mundo. Se ha de saber, sin embargo, que no hablamos del aspecto físico del fuego, sino de su contraparte superior; estos señores pueden hacer que el estudiante pase la prueba de enfrentarse consigo mismo; que su naturaleza superior se enfrente con su inferior. De esta manera, sabrá el grado de desarrollo que ha alcanzado; se le sugerirá las posibilidades más grandes de su vida y el plano original de su evolución, a través de la materia; pero será, también, consciente de un vacío, el cual no podrá trasponer en sus viajes mentales, sino mediante aspiración mucho más intensa hacia su Intimo. Si el estudiante preguntara qué hay más allá de las esferas de la llama, los seres del fuego replicarían:

No está en nosotros contestar.

Sentimos su poder dominante y una conciencia mucho más allá de la de los seres humanos.

Nada se les escapa, nada los mueve; los más elevados de ellos muestran una serenidad Jupiteriana y una austeridad, que se siente especialmente cuando toman la forma de un Faraón adepto o de un dios griego.

Estas potestades, a las cuales se ha rendido culto como a dioses, han hablado por boca de los profetas para el mejoramiento de las naciones. En Grecia, el gran elemental del fuego, conocido como Apolo, guió valiéndose de las pitonisas de Delfos el bienestar espiritual de aquella nación y de las vecinas. A veces, estos elementales pueden impresionar a algún sensitivo para que guíe a una nación, en los momentos de peligro. Juana de Arco es un ejemplo.

Los oráculos délficos han moldeado muchas mentes con sus cualidades iluminadoras, y los Iniciados hablan con gran reverencia de aquellos a quienes llaman Hijos nonatos de la Llama. Estos son los que se aparecen en este mundo, pero no pertenecen al mismo.

Cuando el estudiante puede evocar el elemento de fuego dentro de su cuerpo, crea un escudo que lo protege contra su naturaleza inferior; pues, como los elementos inferiores del cuerpo se resisten a esa llama, son consumidos por la energía de la misma. El despertamiento de esta fuerza es el instrumento del hombre divino; pero de esto nos ocuparemos en otro capítulo. La razón de su importancia está en que la Naturaleza conserva, en tales regiones, nuestros registros más elevados.

Cuando el estudiante puede actuar a base de esta conciencia del fuego, se le da un concepto más amplio de la manifestación de la Realidad en la humanidad; pues, una vez acostumbrado a la escala vibratoria del fuego, poseerá y comprenderá, entonces, las características del oráculo. Estos soberanos del fuego podrán, así, unirse en un futuro período, en el cual están contenidas las leyes que se han de dar al hombre para aproximarse a su propio Intimo.

El estudiante siempre ha de tener presente que, cuando desea penetrar estos reinos, ha de estar limpio de cuerpo y de mente; de otra manera, será como si un salvaje intentara trasponer los portales de una universidad.

De la misma manera que el mundo está dividido en continentes y países, así también hay un mapa que muestra las divisiones y los elementales que, como rey o reina, rigen tales divisiones.

Similarmente, en nuestro mundo, cada nación tiene su protector especial, el cual la guía y se esfuerza para que se mantenga fiel a su desenvolvimiento prescripto.

Uno de los momentos decisivos, en la vida del estudiante, es cuando sus plegarias y aspiraciones son contestadas con la aparición de uno de estos grandes Seres. Los ocultistas avanzados los conocen con nombres tales como El Hombre de Verde Faz, que instruye a uno en la Sabiduría de la Luna, el Griego Hermoso o el Gran Atlante.

Los estudiantes encuentran agradable comparar notas con sus hermanos, con respecto a experiencias similares y, aunque cada uno tiene su propia individualidad que desarrollar, existe similaridad en sus iniciaciones.

Al estallar un incendio, los elementales inferiores del fuego son atraídos con gran rapidez.

Me decía una vez un bombero: “Es sorprendente la manera como se propaga de pronto el fuego, precisamente cuando uno lo cree dominado”. Las personas impregnadas de este elemento, con frecuencia, son inducidas por el Enemigo Secreto, a destruir por este medio. Los piromaniáticos no debieran ser encarcelados, sino tratados como enfermos mentales, a quienes una atmósfera diferente podría curar, poco a poco, de tales tendencias.

Al penetrar en esas regiones, en vez de experimentar calor, como podría esperarse, el estudiante se encontrará, precisamente, con lo opuesto. Se nos dice que, la razón por la cual el sol irradia calor es porque la densidad del mismo se rebela contra su contraparte superior, conocida por los ocultistas como el Sol tras del sol.

La historia registra muchos relatos sobre la aparición de estos Maestros elementales a los grandes hombres del pasado.

Incluímos aquí un mensaje de un elemental del fuego a un estudiante: “Antes de que nacieras yo te conocí en las esferas internas, y convinimos en reunirnos cuando tú volvieras y te armonizaras con mi inteligencia. Después de este largo período, he venido a ti a fin de instruirte en la obra que nos interesaba a ambos. El fuego que has percibido hoy, con su sexto sentido, fué la señal que te daremos siempre que estemos aquí, pues hay quienes me siguen y que te ayudarán y apoyarán. Una vez hablamos de tu trabajo en una época en que habías nacido en Egipto, y presencié tu insurrección en cierta provincia. Alcanzaste gran poder en tus esfuerzos para socavar la autoridad del gobernante, bajo cuyo cetro tenías mando. Fracasaste en esta conspiración y fuiste decapitado. Pero pudiste ganar el interés de los grandes elementales de vapor ígneo. Gran parte de tu conocimiento estaba cerrado; pero nosotros podemos abrirlo y servirte fielmente”.

En el Templo de la Esfinge se encuentra una amplia cámara, en la que cuelgan guirnaldas de esencias de la Naturaleza, las cuales vibran al ritmo de ésta y dan a la mente el poder de analizar sus elementos. Pendiente de esta cámara hay una vasija, en forma de cúpula, a la que se puede llamar caja sonora de la Naturaleza. Los pensamientos son cosas que poseen sonido, color y forma, y este instrumento los transforma en habla visibles (pues registra los acordes musicales silenciosos, que dan forma a nuestros pensamientos) y se permite al estudiante observar cómo se materializan sus pensamientos. Este conocimiento enseñará al estudiante cómo dar a sus pensamientos la actividad, que ha de estimular a otras mentes a pensar, y lo capacitará para proyectar sus pensamientos hacia cualquier parte del mundo. Como la naturaleza también posee este poder, se enseña al estudiante la manera de protegerse contra el aspecto inferior de la creación elemental y del mundo astral. Este es también el método empleado por los yoguis,
cuando desean telefonear a cualquier parte de la tierra.

El Colegio de la Esfinge elemental es la casa, a medio camino hacia la comprensión de la Naturaleza y allí somos introducidos en sus leyes.

Nuestras mentes no se turban en esta cámara; aspiramos a la gran Realidad, presente siempre allí, y nos situamos en la multiplicidad de su tiempo. Allí nos damos cuenta de que, el impulso que hemos sentido, durante toda la vida, ha sido la señal, que nos hace la Naturaleza desde su propio Intimo, para que ganemos sus atributos. Nadie puede escapar de este fuerte impulso; o sea, del llamado de la Naturaleza a volver a ella.

Los soberanos elementales dan a los estudiantes sus atmósferas; ello clarifica los desperdicios de sus auras y los transmuta en otras substancias. Ello despierta a los centinelas dormidos, los cuales abren sus puertas a las influencias de la energía cósmica, y el estudiante es elevado a la fuente de aquéllos, de la cual brota la hora inmortal del recuerdo.

El propósito real de la Naturaleza es destruir toda ilusión en nuestras atmósferas e infiltrar en nosotros su expresión; pues un Instructor nos espera en todos los paraísos elementales.


Extracto de Dioses Atómicos - LA NATURALEZA ELEMENTAL

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